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Rumba, una despedida imprevista

Hoy queremos hablaros un poco sobre Rumba, una perra muy cariñosa y buena que durante años estuvo dando amor a la familia Lilo & Rumba.

Se trataba de una perrita que interactuaba con todas las personas que llegaban a nuestra tienda. Para ser un bulldog, no tenía ningún tipo de problema de salud relacionado normalmente con esta raza. También era una perra súper activa, a la que le encantaba correr y jugar con Lilo. A través de sus ojos siempre estaba regalando risas y cariño.

Cierto día, le di un hueso de piel para que se entretuviera, con la mala suerte de que se comió un trozo demasiado grande. Al día siguiente noté algo raro en su carácter, y que no se comportaba de la misma manera. La alegría había sido suplantada por la falta de energía y no tenía apetito, cosa rara en ella. Cuando la vi así decidí llevarla de inmediato al veterinario. Allí le hicieron una ecografía en la que aparecía cómo tenía obstruido el intestino. El veterinario decidió inyectarle un medicamente y tras esto nos dijo de volver a casa. Yo, personalmente, no me quedé tranquila por lo que a las dos horas decidí volver al veterinario al darme cuenta de que no había mejoría.

Rumba

En la clínica veterinaria, ya desesperada, le pedí al veterinario que operara a Rumba, ya que podía notar cómo se apagaba por minutos, pero a pesar de mis palabras el veterinario no observó motivo para preocuparse. Según él, su sistema digestivo evacuaría lo que causaba la obstrucción horas más tardes gracias al medicamento. Rumba que quedó ingresada y en buenas manos o eso pensé.

A las cuatro horas recibí una llamada “Rumba ha fallecido a causa de una parada cardiaca”. Cuando escuché esas palabras no podía creer la nueva realidad que se cernía sobre mí. No entendía por qué no habían operado de urgencia a Rumba, aun habiéndolo pedido varias veces.

Rumba debería de estar viva. A día de hoy no está con nosotros debido a que el veterinario que la atendió no hizo bien su trabajo, dejando sin agotar todas las posibilidades para con ella.

Todo por un alimento que se fabrica para perretes, pero cuyo consumo es totalmente desaconsejable. A raíz del fallecimiento de Rumba estuve investigando y comprobé que incluso quienes nos dedicamos a la venta de productos y comida para perros no poseemos toda la información sobre este producto. Un producto súper nocivo, ya que lleva muchos químicos y al contacto con la saliva la masa se expande y deriva en obstrucciones, como la pasó a Rumba.

Desde que perdí a Rumba no he vuelto a vender este producto, y siempre que tengo la oportunidad lo desaconsejo totalmente.

Siempre tendré la espina clavada de qué habría pasado si hubieran atendido bien a Rumba. Siendo sincera, he necesitado años para hacer desaparecer de mi interior el sentimiento de culpa por no haberla llevado a otro veterinario y pedir una segunda opinión. Rumba se fue en un momento en el que no le tocaba y quizás, ha sido la experiencia más dura que me ha tocado vivir hasta el momento.

Siempre tendremos a Rumba en nuestro corazón, pero tras su marcha nuevas alegrías y tristezas acontecieron.

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